Este blog busca unicamente promocionar la figura de Vivi, una excelente actriz y una persona maravillosa a la que vale la pena conocer..




miércoles, 4 de abril de 2012

De amores prohibidos

Sube a escena La cabra, de Edward Albee, con Julio Chávez como actor y director


Julio Chávez ofrece el sillón del escenario como si fuese el living de su casa, y se sienta en una butaca sin respaldo. Vive la ansiedad y la presión del debut como si fuese su examen. Mañana su carrera marcará un nuevo capítulo, cuando debute en simultáneo con su doble rol de actor y director. Tema: La cabra, de Edward Albee.

Chávez tiene un ritual y lo cumple de modo sagrado. Antes de cada función se encierra en su camarín, coloca un botón debajo de su lengua y pronuncia el texto completo. "Soy un soldado, no hay batalla ganada. En el fragor del nervio agradecés que esa lengua pueda moverse. Subirse al escenario y esperar al público es como abrir tu casa. El actor debe poder apagar incendios, tener siempre listo su instrumento. Tener oficio no es evitar catástrofes, sino poder resolverlas", explica.

En La cabra, Chávez interpreta a un arquitecto exitoso, casado y con un hijo adolescente, que un día sorprende a todos cuando se enamora de un animal, aquel que da nombre al título. También actúan Viviana Saccone, Vando Villamil y Santiago García Rosa.

-Este texto tan provocador va mucho más allá de la zoofilia.

-Albee le da vida a este hombre que más que un arquitecto es un artista. Lo muestra en la semana que cumple 50 años, cuando está en el pináculo de su fama. A Charly no le puede ir mejor y tiene todo porque es virtuoso. La pregunta es: ¿por qué los dioses lo enceguecen y se enamora de un objeto perdido?

-¿Cómo hacés para no caer en la polémica?

-Esto no es una fábula, no es una moraleja. Intentamos no tomar partido y mantener todo en el plano de la pregunta y no de la respuesta. Es un interrogante ético: ¿qué hace un ser humano cuando tiene que elegir el objeto de su amor? Y, ¿qué hacemos con las elecciones del otro cuando ponen en peligro a terceros?

-Resaltás que ésta es una comedia antes que una tragedia.

-Albee escribió esta obra para que la gente se ría... creo que es mentira, él se lava las manos. Es un cuentito, en un sentido muy sencillo, pero también muy complejo. En la vida de los dioses está permitido que un ser inmortal se enamore de un animal, pero a los hombres les está vedado. Charly comete el desliz de darse esa autorización, de hacer algo que es propio de los dioses, de tanto que lo han ensalzado con su virtuosismo.

-¿Cómo emprendiste este doble desafío de actuar y dirigir?

-Había dirigido material mío, pero ésto era una novedad y al principio estuve preocupado. También es la primera vez que dirijo para el teatro comercial y no estoy acostumbrado a tener tantas posibilidades como de iluminar una sala, o reunirme con un escenógrafo. Elegí bien y también supe delegar. Porque vos elegís quién corta las papas, pero después lo tenés que dejar pelar.

-Y como actor ¿qué aprendiste?

-Estoy todo el tiempo en escena. Eso ya lo había hecho, pero acá me siento que soy capitán de un barco. Siempre hago el mismo ejercicio: me meto en el problema y lo pienso. Encontré una buena relación entre mi percepción y mi lenguaje. Puedo decir «me equivoqué», pero no «fallé en la expresión».

EXIGENCIA Y DISCIPLINA

Chávez es uno de nuestros actores más prestigiosos. Sus pares lo respetan; sus maestros lo aplauden; sus alumnos lo adoran. Explica que los premios, el reconocimiento, se los debe a la exigencia y a la disciplina, dos palabras que repite a menudo.

"Detesto la improvisación. No me gusta que nada quede librado al azar. Soy bastante miedoso. Salgo todos los días al escenario pensando que la platea me va a linchar. Tengo un enemigo interno bastante interesante", admite.

-¿Cómo toman los demás esa obsesión?

-Sé qué tengo fama de difícil, pero no es mi intención; es el ejercicio de la exigencia. No se puede todo en la vida: amigos y dedicarte de modo obsesivo a una tarea como ésta, que es expresarse. Por suerte, algunos amigos todavía me invitan a sus cumpleaños (se ríe).

PARA AGENDAR

La cabra: de Edward Albee. Teatro Tabarís, Corrientes 831. De miércoles a viernes, a las 20.30; sábados, a las 20 y a las 22.30; domingos, a las 20.30.

RECORDANDO EL PUNTERO

En pleno año electoral, en aquel clima siempre convulsionado, Chávez interpretó en 2011 al Gitano Perotti, en El puntero. Mucho se habló del último capítulo, con un final donde Chávez da una lección de actuación. La escena dura 90 segundos y el Gitano, internado en un neuropsiquiátrico, discute con un enfermero, luego mira a la cámara y canta el Himno.

-¿Vos sugeriste este final?

-Sí, fue idea mía. Pedí una ponencia y lo expliqué. Ese personaje era un hombre que fue fuertemente dirigido por un ideal. Algo se fijó en su cabeza cuando era muy niño. Una estampita. Después creció e ideológiamente se transformó en aquello. Entendí que cuando mataron a su hija, él se quebró y emergió esa estampita, aquello que él tenía en su interior. Se siente un caudillo; allí aparecen el poncho y la barba. Y qué es lo más fuerte que tiene un patriota: el Himno.

-¿Cómo interpretás el final? ¿Muere?

-¡Noooo! Estábamos frente al Año Nuevo. Y me pareció ideal mirar a cámara y decir: "Al gran pueblo argentino". Y cortarla ahí. En ese verso.

HERENCÍA Y EXPRESIÓN

Julio Hirsch, antes de ser Julio Chávez, se crió en Nuñez, en un hogar humilde, donde su padre carpintero se esforzaba para que no le faltara nada a su familia. Pero de todos modos, obtuvo una herencia millonaria: su habilidad para fabricar objetos de madera y una inmensa necesidad de expresarse.

-Antes de ser actor, ¿quisiste ser bioquímico?

-Sí. No sabía bien qué era, pero había visto películas con todos esos tubitos de donde salía humo. Tuve un padre muy amoroso. Yo le decía que quería ser bioquímico y al toque me traía un juego del estilo. Entré en el Otto Krause y estuve poco porque era muy mal alumno.

-¿Y en los dibujos? Digo, porque te gusta mucho dibujar.

-Era pésimo. Todos los dibujos técnicos tenían manchas de café, agujeros de tanto borrar. Un día me llamó la profesora: «Hirsch, ¿qué hace acá? Se tiene que ir de esta escuela, pero no a fin de año. Usted se va mañana».

-¿Cómo lo tomó tu papá?

-No me retó. Me preguntó qué quería hacer con mi vida. «Abogado». Al día siguiente, mi papá me trajo un libro de Derecho y me cambié al Nacional San Isidro. Pero al poco tiempo empecé a estudiar teatro, y le dije: «Quiero entrar al Conservatorio». Al día siguiente me trajo un libro del estilo ¿Qué significa ser actor?

-¿Te cambiaste el nombre?

-Hace 35 años era común. Es que no la pasé bien con mi apellido, judío alemán. Pertenece a la aristocracia, hay un famoso filántropo, el barón Hirsch. De chiquito mentía y decía que éramos parientes.

-¿Mentías o actuabas?

-Es lo mismo. Obvio..

No hay comentarios: