Este blog busca unicamente promocionar la figura de Vivi, una excelente actriz y una persona maravillosa a la que vale la pena conocer..




martes, 3 de abril de 2012

Chávez, a dos puntas

Por primera vez en treinta años de carrera, Julio Chávez se enfrenta al desafío de dirigirse a sí mismo. En La cabra , obra de Edward Albee que se estrena el 5 de abril en el teatro Tabarís, ocupará el doble rol de protagonista y director. Es un reto, dice, para el que se preparó toda la vida.

El año pasado, cuando los productores Adrián Suar e Ignacio Laviaguerre lo convocaron para este espectáculo, la pregunta inicial fue quién estaría a cargo de la dirección. Con buenos reflejos, Suar le ofreció ser el responsable de la puesta en escena. Al actor le interesó el material y aceptó, con la condición de elegir al elenco, al asistente y al resto del equipo.

Los ensayos comenzaron en enero, con Cecilia Roth como coprotagonista. Tres semanas después, la actriz abandonó el proyecto. Chávez resolvió seguir adelante y convocó a Viviana Saccone, con quien había actuado en El puntero .

-En cuanto tomé la decisión de subirme a este barco, pensé en Cecilia como mi compañera. Me parecía que la pareja de Tratame bien , el programa de televisión que hicimos juntos hace dos años, era un buen vehículo para transportar el asunto de la obra, que es muy extremo. También dije que iba a necesitar un asistente, alguien que pudiera ofrecer una mirada externa; una persona de mi confianza, que pudiera interpretar mi visión y que, llegado el momento, timoneara el proyecto o compartiera el timón conmigo. No es una codirección, porque el que marca la huella, el que toma las decisiones, soy yo. Enseguida apareció en mi cabeza Camila Mansilla, que es directora y autora y dicta Historia del Teatro en mi estudio. Con ella y Santiago Loza, escribí Suspiros , que estrenamos en febrero en El Camarín de las Musas. (Ver texto aparte)

-¿El cambio de actriz te obligó a recomenzar el trabajo de construcción del vínculo de la pareja protagónica?

-Uno cree que es irreemplazable. Pero resulta que si el lápiz rojo se parte, trabajo con el verde. A esa altura ya había lazos que me comprometían con el equipo, no desde lo legal sino desde lo creativo, lo afectivo. Creo que hay ciertas posibilidades que la vida te presenta que uno no debe tirar tan fácilmente por la borda. Tenés un teatro, un productor, un material, un equipo y también un compromiso con tu imaginación. En definitiva, las necesidades tienen que ver con lo que uno imagina y proyecta. Después las cosas se van acomodando. La primera y única persona que se me cruzó por la cabeza fue Viviana. La conocí en El puntero y antes la había visto en A la cama , un espectáculo de José María Muscari. Me había gustado mucho. Me pareció una actriz muy fresca. Tiene algo que me interesó para La cabra . Por supuesto que tuvimos que trabajar con el vínculo.

Edward Albee, que ganó con La cabra los premios Tony y New York Drama CriticsCercle, y el Pulitzer en 1967 y 1975, es el autor de ¿Quién le teme a Virginia Woolf? , entre otros textos dramatúrgicos. Chávez conoce sus piezas desde que empezó a hacer teatro.

-Una de las primeras obras que ensayé en el estudio de Agustín Alezzo fue La historia del zoo , así que lo conozco un poco al señor Albee. Después, por supuesto, hice ¿Quién le teme a Virginia Woolf? Pero lo había perdido de vista en los últimos años. El material con el que trabajo ahora es una traducción de Federico González del Pino y Fernando Masllorens.

Estrenada en Nueva York en 2002 y representada desde entonces en treinta ciudades, La cabraplantea una cuestión radical: qué pasa cuando un hombre se enamora de un animal. Charlie, el protagonista que interpreta Chávez, es un artista prestigioso y muy respetado, está casado y tiene un hijo.

-El asunto es que este hombre establece un vínculo amoroso y sexual con una cabra. Albee nos presenta el fenómeno de una persona que no vive en las montañas. Es un hombre urbano, un arquitecto, un gran creador. En un momento, pega un salto y va hacia un lugar del cual no se puede volver. Como plantea Federico García Lorca en La casa de Bernarda Alba , donde Adela, que es el personaje que transgrede y el que todos ven como la imagen de la libertad, va hacia un lugar donde no se es libre, donde se condena a otra cosa. El personaje de Bernarda le dice: "No me importa lo que pensás, me importa lo que hacés". De manera que, en este caso, ni siquiera tiene que ver con una fantasía sino con un acto, y ese acto divide el mundo en dos.

-¿La obra habla de la infidelidad, de los deseos, de las fantasías?

-No, no, habla de algo que no se puede ni pensar. El autor pone sobre la mesa un vínculo que nosotros, como seres humanos en nuestra tribu, no podemos nombrar, algo que no entra en nuestra cabeza. Entonces, utilizamos la metáfora, la sustitución, pensamos: "¿Qué me quiere decir?". ¿Por qué? Porque lo que se está diciendo no se puede escuchar. Vivimos en una tribu y respetamos ciertos códigos. El material trabaja con aquellos elementos que la tribu descarta para pensar porque rompe con las estructuras.

-¿Qué pasa en esa pareja cuando surge el conflicto?

-Queda destruida. Se mete un germen que enferma y que hace imposible hablar del asunto.

-¿Cómo abordaste el tema con los actores?

-Como con cualquier material. La obra tiene tres cuadros, con escenas, acciones y texto concretos. No quiero poblar el imaginario y la mente de los actores de ningún tipo de psicologismo ni interpretaciones. Es lo que es y se habla sobre lo que se habla. Hay que presentarle el asunto al espectador sobre la mesa, y no una interpretación del asunto. Estoy interpretando el material como se interpreta cualquier texto. Es inevitable que haya una mirada, pero intento evitar que la interpretación tiña el tema en concreto. Lo difícil es cómo se presenta ese plato.

-¿Está más cerca del drama o de la comedia?

-Es una comedia dramática. Para mí, está cerca de la impresión graciosa, cómica, aterradora, que puede producir un hecho que uno no termina de comprender. Entonces, puede generar desde gracia hasta sorpresa, sentir que lo que te cuentan es imposible. Como dice Charlie en la obra, "Esto está pasando pero no puede ser". Yo creo que el público tiene que hacer el viaje que hacen los personajes: desde pensar que, en un punto, eso sería posible hasta negarlo. Ojalá que los espectadores se sientan involucrados y se pongan a pensar cuál es el límite. Uno cuenta un cuento y después los otros hacen con eso otro cuento.

-¿Pensás que puede provocar rechazo?

-No sé. Puede provocar nervios, hilaridad, dramatismo, también rechazo, porque como todo material te relata un mundo o un asunto de una manera determinada. Hay gente a la que le gusta que le cuenten el mundo así y otra a la que no. Hay gente que se divierte cuando le cuentan el mundo así y otra que llora.

Autor de las obras La de Vicente López , Como quien mata a un perro , Angelito Pena , Maldita sea (la hora) , Gitano y Rancho , estrenadas en teatros independientes, Chávez se enfrentó por primera vez a un texto ajeno.

-¿Fue diferente el abordaje del material de otro autor?

-Es un ejercicio que pongo en práctica en la docencia. Hace cuarenta años que estoy en contacto con materiales de otros autores y hace más de treinta que los utilizo para entrenarme y para entrenar. De manera que no me es ajeno el hábito de tener a un autor que forme parte del problema. Sí es una experiencia nueva desarrollar ese texto y ponerlo en escena para que los otros lo vean. Cuando soy el autor, como director debo interpretarme a mí mismo, ver qué carajo tengo en la cabeza. Hay una relación conmigo mismo que no va a variar mucho de la que ahora tengo con Albee.Hacer silencio para percibir de qué te está hablando tu propia imaginación. De algún modo, es el mismo silencio necesario para escuchar al autor. Además, yo no voy a hacer a ese autor, voy a hacer algo con ese autor. Quien quiera dirigir La cabra tal cual es, bueno, que se atenga a las consecuencias, porque, tal cual es, no la puede hacer nadie.

-¿Por qué?

-Porque un material de teatro no se puede representar tal cual es. Todo texto pasa por la mirada del director. Cuando dicen "Respetá al autor", pienso: "Sí, claro, pero ¿qué es respetar al autor?". ¿Quién está en condiciones de respetar exactamente al autor? Ni el mismo autor puede respetarse, porque cuando se transportó al papel algo se modificó.

-¿Cómo fue el trabajo con los actores durante los ensayos?

-Yo no puedo dividir el trabajo. Para mí hay un punto de encuentro inevitable, que es la escena, y la escena tiene un punto inevitable de encuentro, que es la letra. De manera que ése es el punto de partida. Se puede tardar un poco más en eso que llamamos la letra, pero en definitiva ahí nos tenemos que encontrar. Voy ahí directamente. A veces, no con la letra sabida; no tengo problemas en que la leamos. Es muy variable. No tengo establecido un método, sí tengo en mi cabeza un tiempo, una estructura. Pero en el ensayo, inicio y después me pierdo. Porque confío en que sé buscar. Entonces, no temo estar dos horas buscando por aquí, por allá, porque siempre finalmente nos vamos con más problemas o con más claridad. En este caso, como yo también estoy involucrado como actor, que es una situación que nunca me había pasado, miro a veces al compañero como director, a veces como actor. Es una situación bastante psicótica.

-¿Cómo viviste esa experiencia nueva?

-He adquirido durante estos años el hábito de observar a mis compañeros en la escena y de tener dobles pensamientos. Entonces, hay algo desarrollado ahí. Pero también comprendo que para mis propios compañeros no es común tener un director que sea también el actor. Cada tanto miro a Camila y le pregunto si se entiende lo que estoy haciendo, porque, en algún momento, va a tener que seguir ella con mi ruta marcada... Aunque no sé si voy a poder olvidarme de que también soy el director. No puedo guitarrear a priori sobre algo que no sé cómo va a ser. Por ahora, es raro, no habitual, produce vértigo.

-¿Lo disfrutás?

-Bueno, como disfruto yo... [risas]. Tampoco es que soy un turista de vacaciones en Punta del Este. No. Como disfruto yo. Me gusta mi trabajo. Estoy entregado y comprometido. Me despierto a las cuatro de la mañana y pienso en una situación o en algo de la escenografía. Son muchas las áreas sobre las que tengo que estar. El director se ocupa de mucho y yo no creo en la democracia en el trabajo. Creo que hay una mirada y es la del director, que tiene extraordinarios colegas y participantes importantísimos, pero finalmente a la hora de las decisiones, todo pasa por el director. Así que estoy haciendo ese ejercicio. Veremos adónde va; es un lujo en este momento para mí tener disponibilidad de tantas cosas que se me ofrecen. Es un lujo y es una responsabilidad. También un riesgo. Pero me he preparado para esto. Soy una persona que está en el interior de un oficio de una manera intensa. Entonces, aparecen riesgos que se pueden correr y que enriquecen mi experiencia con el arte. Soy muy consciente de todas las dificultades presentes y futuras, pero las enfrento día a día. Si uno piensa en todo lo que tiene que resolver, se mata. En cambio, si va cumpliendo las metas del día, el proceso de trabajo se transita con más placer.

LA ÚLTIMA NOCHE DE SIETE MUJERES

Fragmento de Suspiros, obra escrita y dirigida por Chávez

Cuando sale Marita, Chula cierra la puerta y se instala en el marco con los brazos cruzados. Entra sonido ambiente de baño. Una vez que se va Marita, Lila intenta dormirse mientras se abanica, se va durmiendo de a poco. Dice todos sus textos con los ojos cerrados.

Chula: -Chicas, yo esto lo tengo que largar: una vez que fui al hospital la vi muy gorda?

Mirta: -Y sí, puede ser. ¿Por qué no?

Lila: -¿Qué carajo estás diciendo?

Mirta: -Dice lo que vio. ¿Por qué no?

Chula: -Yo lo único que digo es que una vez la vi gorda, me llamó la atención... ( Con picardía ). Es lo único que voy a decir.

Lila: -Hubiese sido mejor que te calles. Puede haber estado gorda por otra cosa.

Mirta: ?¿Por qué?

Lila: -Diabetes, por ejemplo.

Mirta: -Bueno, sí. ¿Por qué no?

Chula: -Yo no me voy a confundir así. Yo parí dos criaturas. (Golpeándose la panza) . Yo sé lo que es estar en estado.

Mirta: -Bueno, tal vez se lo imaginó, tal vez tuvo un hijo imaginario.

(Viviana se ríe.)

Patricia: -Se ríe, ésta.

Mirta: -¿De qué te reís?

Viviana: -Yo durante muchos años tuve un hijo imaginario.

Mirta: -¡Ves! Ahí tenés, pobrecita. ¿Por qué no?

Chula (gritando) : -¡Brutas!

Lila (despertándose y tirando el abanico por el aire) : - ¡Ay, por favor!

Chula: -¡Brutas, son unas yeguas brutas! Ustedes no se informan, no leen. ¿No saben que en los hospitales algunos enfermeros violan a las pacientes? Sí, querida, las hacen tener hijos, los ocultan y después los regalan, los dan o los venden.

Lila: -¿Quién te contó eso?

Chula: -¿A vos qué te importa? (Levanta el abanico y se va.)

Viviana (gritando hacia la puerta por donde se fue la madre) : -Si a mí este dolor no se me pasa, yo a la fiesta no voy.

Mirta: -Vos, sí, vos. No podés seguir a los 32 años viviendo con tu mamá? tenés que separarte de tu madre y salir al mundo. Seguís en Tandil, no estudiás, ¿no trabajás? ¡Che! ¡Cheeee!(Chasqueando los dedos) . Te estoy hablando?

Viviana: -Sí, te escucho.

Mirta: -Parate.

Viviana: -No, acá escucho bien.

Mirta: -Parate. (Viviana se para.) Mirá lo que sos. ¿Vos tenés 32 años, no? Tenés que decidir qué hacer de tu vida, tenés que salir, tenés que conocer gente, tenés que hacer amigos? amigas? ¿Cuándo salís sola vos?

Viviana: -¿Eh?

Mirta: -¿Qué experiencia tenés? ¿Cuál es tu experiencia sexual?

Viviana: -Ahhh.

Mirta: -Contame: ¿cómo fueron tus experiencias?

Viviana: -Bien?

Mirta: -Bieeeen. ¿Qué es bien?

Viviana: -Mirá, yo ahora no puedo hablar porque soy tímida. (Pausa.) Enferma de timidez y me bombardea la cabeza.

Mirta: -Dejate de joder, vos estás sana, la que te enferma la cabeza es tu mamá. Vos tenés que vivir, tenés que sentir, que te toquen, que te dejen la boca así, que te llenen de saliva. Y sí, despertate. ¿Cuáles son tus intercambios de fluidos? Contame? quiero que me cuentes una experiencia tuya, quiero saber qué sabes de la vida. Contame tu última experiencia sexual. No te vas a mover de acá hasta que no me cuentes tu última experiencia sexual.

Durante un tiempo se quedan todas en silencio mirando a Viviana, que sigue parada sin abrir la boca, luego entra Marita secándose entre las piernas y como levantándose la bombacha y se instala en su colchón. Una vez que sucede esto Mirta le dice a Viviana:

Mirta: -Ya te voy a agarrar a vos.

Pancha: -¿Y qué nombre le habías puesto a tu bebé, Marita?

(Marita no contesta.)

Pancha: -¿Qué nombre le habías puesto?

Lila: -Dale vos? seguí estimulando el delirio.

Marita: -No quiero hablar más de eso

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