Juntos hicieron bastante, y buena, televisión: “Epitafios”, primero, “Tratame bien”, después. Y claro, forjaron una sólida amistad laboral. Así es que Julio Chávez no dudó en convocar, hacia fines de 2011, a Cecilia Roth para ese desafío que significa “La cabra”, pieza de Edward Albee, que implica para el ex protagonista de “El puntero”, dirigir y coprotagonizar por primera vez. Flor de exigencia, aunque estaban dadas las condiciones luego de varias semanas de ensayo, con el estreno previsto para fines de marzo.
Pero un inesperado y doloroso “problema de agenda” de Roth echó por tierra el esperado reencuentro de estos dos destacados intérpretes. Hace unas semanas se supo que la actriz de “Todo sobre mi madre” fue tentada por Pedro Almodóvar -cómo rechazar semejante propuesta- para su nueva comedia, “Los amantes pasajeros”, que el propio realizador pronosticó como “más picante” que “Mujeres al borde de un ataque de nervios”.
Ataque es el que habrá tenido Chávez, quien habrá precisado de la tranquilidad, silencio y contención de aquel inolvidable rol en “El custodio”. “No hubo nervios ni desesperación, simplemente me tomé veinticuatro horas para meditar qué hacer”, le dice Julio a La Razón. “En estos casos hay que saber parar la pelota, no entrar en la vorágine, porque no conduce a nada”.
¿Qué pasó veinticuatro horas después de meditarlo?
Decidí que quería seguir adelante y le dije a la producción de la obra que el reemplazo sería Viviana Saccone. Y me apoyaron.
¿Por qué la elegiste a Saccone?
Porque la conocía y me gusa cómo trabaja. Nos encontramos en “El puntero”, y es una actriz muy agradable. Y en teatro la recuerdo muy gratamente de “En la cama”, esa comedia que dirigió Muscari. Creo que es una actriz particular, fresca, con oficio y grandes atributos.
Chávez accede a la charla en un alto del ensayo, precisamente, de “La cabra”, que se estrenará el 5 de abril en el teatro Tabarís, y cuya temática “atraviesa cuestiones centrales en la vida de todos: el amor, los celos, los sueños, el tiempo, los valores”, explica el flamante director. “Comedia y drama se conjugan para una historia, a mi criterio, conmovedora”.
¿Cómo te tiene estar delante y detrás “de cámaras”?
Me tiene movilizado. Es inédito y poco común. Exteriorizo alegría pero estoy exigido y en medio de una actividad intensa. Es como subir a una montaña, tiene sus dificultades, pero me ayuda el oficio y siento que, humildemente, tengo la autoridad para asumir el riesgo.
¿Cómo te cayó lo de Cecilia Roth?
Entendí lo que sucedió y sé que uno debe tomar decisiones. Acompañé pero me reservo mi opinión. De todas maneras, la producción -muy generosa, por cierto- y yo optamos por seguir adelante y de alguna manera no contemplar los pedidos de Cecilia de postergar el estreno.
Uno conoce tu respeto y reserva pero, ¿qué sensación te quedó?
Primero me sorprendí, luego me incomodó, pero te confieso que no me frustró no contar con Cecilia. Cuando estás en el río, cabe la posibilidad de naufragar, entonces hay que tomar decisiones, porque no siempre sale el sol. Fue un viento fuerte, me tambaleó, pero ya está. Ahora cuento con una gran actriz como es Viviana. Es así, lo que no te mata, te fortalece.
Pero un inesperado y doloroso “problema de agenda” de Roth echó por tierra el esperado reencuentro de estos dos destacados intérpretes. Hace unas semanas se supo que la actriz de “Todo sobre mi madre” fue tentada por Pedro Almodóvar -cómo rechazar semejante propuesta- para su nueva comedia, “Los amantes pasajeros”, que el propio realizador pronosticó como “más picante” que “Mujeres al borde de un ataque de nervios”.
Ataque es el que habrá tenido Chávez, quien habrá precisado de la tranquilidad, silencio y contención de aquel inolvidable rol en “El custodio”. “No hubo nervios ni desesperación, simplemente me tomé veinticuatro horas para meditar qué hacer”, le dice Julio a La Razón. “En estos casos hay que saber parar la pelota, no entrar en la vorágine, porque no conduce a nada”.
¿Qué pasó veinticuatro horas después de meditarlo?
Decidí que quería seguir adelante y le dije a la producción de la obra que el reemplazo sería Viviana Saccone. Y me apoyaron.
¿Por qué la elegiste a Saccone?
Porque la conocía y me gusa cómo trabaja. Nos encontramos en “El puntero”, y es una actriz muy agradable. Y en teatro la recuerdo muy gratamente de “En la cama”, esa comedia que dirigió Muscari. Creo que es una actriz particular, fresca, con oficio y grandes atributos.
Chávez accede a la charla en un alto del ensayo, precisamente, de “La cabra”, que se estrenará el 5 de abril en el teatro Tabarís, y cuya temática “atraviesa cuestiones centrales en la vida de todos: el amor, los celos, los sueños, el tiempo, los valores”, explica el flamante director. “Comedia y drama se conjugan para una historia, a mi criterio, conmovedora”.
¿Cómo te tiene estar delante y detrás “de cámaras”?
Me tiene movilizado. Es inédito y poco común. Exteriorizo alegría pero estoy exigido y en medio de una actividad intensa. Es como subir a una montaña, tiene sus dificultades, pero me ayuda el oficio y siento que, humildemente, tengo la autoridad para asumir el riesgo.
¿Cómo te cayó lo de Cecilia Roth?
Entendí lo que sucedió y sé que uno debe tomar decisiones. Acompañé pero me reservo mi opinión. De todas maneras, la producción -muy generosa, por cierto- y yo optamos por seguir adelante y de alguna manera no contemplar los pedidos de Cecilia de postergar el estreno.
Uno conoce tu respeto y reserva pero, ¿qué sensación te quedó?
Primero me sorprendí, luego me incomodó, pero te confieso que no me frustró no contar con Cecilia. Cuando estás en el río, cabe la posibilidad de naufragar, entonces hay que tomar decisiones, porque no siempre sale el sol. Fue un viento fuerte, me tambaleó, pero ya está. Ahora cuento con una gran actriz como es Viviana. Es así, lo que no te mata, te fortalece.
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