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viernes, 6 de junio de 2008

Abuelas recuperó a su nieto número 85 con la ayuda de montecristo





A poco de iniciar su búsqueda, Marcos Suárez Vedoya reconoció su foto en la telenovela de Pablo Echarri.
Pocas veces la ficción, sobre todo en el ámbito televisivo, ha sabido rescatar y llevar a la pantalla episodios de la historia reciente con la meticulosidad y el respeto que merecen. Sin embargo, algo cambió desde la aparición de “Montecristo”, telenovela que se convirtió en lo más visto de la televisión argentina y logró incorporar en su trama la problemática de la desaparición de personas y la apropiación de bebés durante la última dictadura militar. Como resultado de tamaña apuesta, durante los primeros meses de emisión de la telenovela, las consultas en Abuelas crecieron casi al doble, pero lo más curioso es lo que sucedió hace apenas unos días con Marcos Suárez Vedoya -tal es su verdadero nombre-, el nieto número 85 recuperado por la agrupación que preside Estela de Carlotto.El joven de 31 años se acercó a Abuelas el 30 de marzo pasado buscando algún dato que le permitiera dar con su verdadero pasado. Hasta ese momento, las únicas pistas certeras que tenía sobre su vida eran algunas fotos de su infancia y una inscripción en el registro civil donde no había referencia alguna a su padre. Lejos estaba de sospechar que era hijo de desaparecidos, y mucho menos aún de comprobar que esa mujer que lo había anotado y criado como propio hasta los 14 años no era su verdadera madre, sino una enfermera de la que aún se desconoce la vinculación que tenía con los apropiadores. Marcos llegó hasta allí por consejo de unos amigos, quienes le dijeron que la agrupación “encontraba gente”, pero en ningún momento sospechó que su vida tuviera vinculación alguna con la última dictadura militar. Pero algo cambiaría definitivamente el 22 de junio, más precisamente unas horas después de que se hiciera los exámenes en el banco Nacional de Datos Genéticos del Hospital Durand. Esa noche, Marcos llegó a su casa, prendió la televisión, se dispuso a ver “Montecristo” y se topó con la verdad. Allí estaba la actriz Viviana Saccone en su papel de Victoria, sosteniendo entre sus manos una foto suya de cuando era bebé. La imagen estaba en poder de las abuelas desde hace años, cuando Luis Rodolfo Vedoya, el abuelo materno de Marcos, llegó al lugar para radicar la denuncia sobre la desaparición de su nieto. A pesar de que semejante evidencia era un elemento irrefutable, Marcos decidió esperar los resultados de los estudios de ADN que le permitieron confirmar el 12 de septiembre pasado quiénes fueron sus verdaderos padres. Según informaron las propias Abuelas, dos fueron las fotos que se mostraron durante ese capítulo y la elección fue absolutamente azarosa. “Elegimos esas porque eran las más nítidas”, confiaron. Desde que comenzó “Montecristo”, el intercambio entre los guionistas del ciclo, Adriana Lorenzón y Marcelo Camaño, y las Abuelas, es constante. De hecho, muchas de las escenas de la telenovela se filman en la sede que la agrupación posee en Capital. Marcos, hoy de 31 años y padre de dos hijos de 8 y 9, se enteró así que sus verdaderos padres eran Hugo Alberto Suárez y María Rosa Vedoya, de 22 y 23 años respectivamente al ser capturados, ambos estudiantes de medicina de la Universidad de La Plata y secuestrados con apenas unas semanas de diferencia. El siguiente paso fue el de reencontrarse con las fotos y documentos que hacen a su pasado, con su verdadera familia y, fundamentalmente, con su abuela, Modesta Vedoya, quien ya había perdido toda esperanza de encontrarlo con vida. La noticia generó un gran impacto entre los integrantes del elenco de “Montecristo”, quienes resaltan, cada vez que pueden, la importancia y el compromiso que genera formar parte de una ficción cuyo aporte al trabajo de abuelas ha sido a todas luces invalorable. De hecho, el ciclo le ha permitido a las abuelas llegar a un público que hasta ahora desconocía la enorme labor que vienen realizando desde hace casi 30 años. Pero claro, el aporte es mutuo. Y “Montecristo” también se ha enriquecido con el intercambio. E incluso, no son pocos los que señalan las curiosas coincidencias que se dan entre la realidad y la ficción. El hecho de que Marcos Suárez Vedoya haya aparecido justo ahora, cuando Laura comienza a desandar el camino que le permita dar con su verdadera identidad, Victoria encuentra a su propio hermano y María, la mamá de Federico, reconoce a Alberto Lombardo como uno de los doctores que visitaban a diario el centro clandestino de detención donde ella estuvo secuestrada, le otorga a la trama un atractivo extra. Como si esto fuera poco, no son pocos los que recalaron en un dato tan insólito como escalofriante. El nieto recuperado lleva en la vida real el mismo nombre que Marcos Lombardo, el personaje de ficción que encarna Joaquín Furriel y que es, nada más ni nada menos, que el hijo de un médico que ofició como vehículo para que los torturadores se apropiaran de las vidas de cientos de niños nacidos en cautiverio.

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